miércoles, 30 de noviembre de 2011

"ESTOS CUENTOS SON UNA ESPECIE DE AUTOBIOGRAFIA"


Los "Cuentos Completos" de Alberto Laiseca reúnen más de cuarenta años de una narrativa inclasificable que abarca historia, ciencia, astrología, estudios esotéricos y estrategias de guerra, configurando un género literario que tiene nombre propio: realismo delirante.

"Mis cuentos se fueron haciendo más complejos con el paso del tiempo -dispara Laiseca a Télam-. Releyendo el libro me di cuenta de algo que no había pensado: además de ficción, estos cuentos son una especie de autobiografía de los momentos que viví escribiéndolos, empezando por el más viejo, `Mi mujer` (1973). Son cuarenta años de literatura a partir de ahí".

El volumen, publicado por ediciones Simurg, incluye trabajos de "Matando enanos a garrotazos"; "Gracias Chanchúbelo" y "En sueños he llorado", que se suman a los reunidos en antologías y a quince inéditos que testimonian, en conjunto, la extensa y particular producción cuentística del autor de "Los Sorias" (1998), una de las novelas más importantes -y la más larga- de la literatura argentina.

- ¿Cómo es el proceso de construcción del cuento, a diferencia del de la novela?
Una novela presenta otras complicaciones: es más larga, más compleja, hay que mantener un ritmo; por lo general, el cuento tiene menos exigencias. Escribir novelas es un trabajo de largo tiempo, entre estudios y revisión, pueden pasar años.
Esto nos lleva a la famosa pregunta de cuál es la diferencia entre novela y cuento, a la cual he respondido en muchas oportunidades: no sé. Sé que algo mío puede estar bien escrito, pero no sé por qué.

- ¿Hay alguna teoría del cuento que te interese?
Hay muchas teorías del cuento, pero no creo que funcione ninguna sin estimular la imaginación. A eso me dedico en mis talleres, hace más de 20 años: doy un tema que sirve como disparador, un punto de partida que quizás no se le ocurriría al alumno; no me pongo en papel de dictador, dejo trabajar, pero propongo una base.

- ¿Qué cuentos te han marcado?
En mi obra influyeron principalmente novelas, pero si de cuentos hablamos, voy a uno que siempre leo en mis clases del Centro Cultural Rojas: "La caída de la Casa Usher" (1839), de Edgar Allan Poe. Pero no solamente se los leo a mis alumnos; nos detenemos en cada aspecto del cuento; por ejemplo, en el uso de las comas, que remite, por su manejo del tiempo, a una composición de Johann Sebastián Bach. Poe nació, vivió y murió en la primera mitad del siglo XIX, y los primeros esbozos de arte abstracto nacieron en la segunda mitad: ese cuento anticipa obras venideras, como la composición atonal.

- ¿Y otros autores?
Oscar Wilde ha sido importante para mí, sus cuentos son muy completos, con un gran dominio de la paradoja. "Otra vuelta de tuerca" (1898), de Henry James, llegó relativamente tarde a mi vida; James era estadounidense, sin embargo, esa novela -que parece un cuento-, es absolutamente inglesa: ahí encontramos una gran estructura.
Las novelas de Tolstoi son, sin dudas, sus obras más fuertes, "Guerra y Paz" y "Anna Karenina"; sin embargo, tiene algunos cuentos increíbles como "¿Cuánta tierra necesita un hombre?" (1886); los he leído a todos, son obras maestras. Por eso no es algo incompatible, se puede ser un incomparable novelista y un incomparable cuentista".

A cada uno de mis cuentos los escribí en un período duro y trágico, así parecería que mi vida no ha tenido alegría, lo cual es falso; pero sin embargo, es verdad que cada partícula de felicidad la tuve que pelear sólo con un escudo y una masa con pinchos, de esas que usaban en la Edad Media. No hay un solo cuento que no tenga algún aspecto autobiográfico.

"Mi mujer" -escrito bajo el seudónimo de Dionisios Iseka-, es un cuento que siempre recuerdo, es algo que sólo puede escribir un solitario. Más adelante está "El Castillo de las secuestraditas, que es una especie de guión literario, tengo el sueño de que se lleve alguna vez al cine.

- ¿Qué opinión le merece la adaptación cinematográfica de su cuento "Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo"?
Me gusta mucho esa película, soy bien consciente de que le cambiaron muchas cosas, pero eso no me molesta; no soy de esos que ponen el grito en el cielo porque le cambiaron algo, al contrario, se enriqueció la obra; es muy buena la película.

- ¿Qué autores nacionales le interesan, nuevos o clásicos?
Me interesan Leonardo Oyola y Alejandra Zina, también Selva Almada, y Sebastián Pandolfelli, quien no ha publicado y tiene cosas geniales; Juan Guinot también. Después, los viejitos como yo, Aira, Piglia y Fogwill, que se nos murió, alguien inolvidable.

- Muchos comienzan a escribir y tienen inquietudes de cómo seguir, ¿Qué le diría Laiseca a todos ellos?
Stephen King escribió un libro genial que no es de ficción, "Mientras escribo" (2000), me sorprendió porque ahí dice dos de las tres cosas que siempre les digo a los que me preguntan sobre escritura; él dice que no hay ninguna isla llena de ideas a donde ir, la única solución es escribir más y leer más. A esas dos cosas yo le agrego una: vivir más".

Yo tuve mucho miedo a vivir, tanto que un día llegué a la conclusión de que me iba a morir de miedo, joven. Entonces me dije que mejor era morirme tratando de vencer día a día al miedo, haciendo una obra. En este mundo basta que quieras hacer realmente una cosa para que tengas a todos en tu contra. Hay que largarse a nadar sin saber nadar. En realidad, es una lucha que nunca termina, sólo cambia de forma.


Télam